Una propuesta para la libertad; por Pedro Galvis / @pgalvisve
Es una utopia aspirar unanimidad dentro de las filas opositoras, pero no debería resultar imposible lograr la unificación de quienes aspiramos conquistar la libertad, en torno a una linea político-estratégica que nos permita desarrollar las acciones efectivas en lo que podría ser la etapa culminante para poner fin a la peste roja. Es hora de privilegiar las ideas y propuestas por encima del peligroso personalismo que nos impide avanzar.
Lo primero sería hacer un diagnostico acertado del adversario, sus fortalezas y debilidades, que podríamos resumir de la siguiente manera: enfrentamos un complejo ecosistema donde conviven el conglomerado criminal que ocupa el territorio y usurpa el poder en Venezuela, con la ayuda de las alianzas forjadas con organizaciones terroristas y criminales internacionales; que además cuentan con mas armas y balas de las que puedan cargar, distribuidas entre cuerpos represivos policiales y los parapoliciales. Afortunadamente para las fuerzas democráticas venezolanas, el régimen esta rodeado y sus fuentes de financiamiento seriamente comprometidas. Pero no nos equivoquemos todavía pueden causar terror y daño a los venezolanos.
María Corina Machado ha presentado a la opinión pública nacional e internacional una propuesta para la libertad: una Operación de Paz y Estabilización (OPE), que permita nivelar las fuerzas y configurar una amenaza verdaderamente creíble e institucional, enmarcada en los tratados internacionales vigentes que sería determinante para derrotar definitivamente al régimen y a sus aliados internacionales.
No hay excusas posibles. Oponerse a una Operación de Paz y estabilización Democrática para Venezuela es condenarnos a padecer los horrores que han generado la ruina, dolor, sufrimiento, muerte y diáspora de millones de venezolanos. Negar esta propuesta es no retribuir, ni honrar el sacrificio de los miles de mártires caídos o encarcelados por la tiranía.
Los venezolanos hemos acompañado sistemáticamente una y otra vez, las convocatorias realizadas y las iniciativas propuestas por el liderazgo opositor, pero de esta misma manera debemos ponernos en sus zapatos responsablemente y entender que hoy a quienes piden regresar a las calles, están forzados a emplear todas sus menguadas fuerzas en tratar de sobrevivir y conseguir el sustento para alimentar a sus familias.
Es una inmoralidad el pretender trasladar la responsabilidad y pedir a los venezolanos que se inmolen, aún cuando desconfíen de las acciones que promueven dirigentes políticos que no rinden cuentas y no muestran disposición alguna al sacrificio que piden a los ciudadanos. Debemos aceptar que no hay posibilidades objetivas reales de enfrentar a ciudadanos desarmados, contra un sistema criminal que los arruinó económica y fisicamente, y que ante cualquier señal de protesta los somete por la fuerza con la crueldad que solo es comparable a la de ejércitos de ocupación durante una guerra.
Los ciudadanos solos, no tenemos capacidad para desplegar una fuerza superior a la violencia del régimen. Pero los aliados internacionales solos tampoco pueden desarrollar iniciativas de liberación. Corresponde entonces a la dirigencia política movilizarse en la construcción de esa fuerza multinacional para materializar una amenaza real contra el régimen.
Hay quienes alegan que los aliados no están dispuestos a acompañar este tipo de iniciativas, cuando no se ha hecho la tarea adecuadamente, y públicamente rechazan opciones alternativas, a las suyas, banalizando este tipo de propuestas o inclusive sobre-simplificando el gravísimo problema que enfrentamos los venezolanos.
Es necesario dar el primer paso para invocar toda la fuerza institucional contenida en las leyes y tratados internacionales, luego hacer la tarea y desplegar a los representantes diplomáticos del gobierno interino en más de 50 países, para que salgan a explicar la propuesta y convencer a los aliados de ayudarnos a cerrar definitivamente este oscuro pasaje de nuestra historia. De esta forma, seguramente la gente estaría más dispuesta a salir y jugarse el pellejo.