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El “Metro” de David; por: José Angel Borrego

A Ovidio González fue al primero que sintonizamos exponiendo la necesidad de pensar en un sistema eficiente de transporte para la zona norte de Anzoátegui. Habló del mono-riel, bastante conocido en otros mundos. Ido Ovidio se olvidó el tema. Sus sucesores inmediatos carecían hasta de imaginario tecnológico. Tiempo después David De Lima rescató la idea y con entusiasmo histriónico la hizo extensiva desde Guanta hasta Puerto Píritu. Cometió el error de hacer jefe del proyecto a un militar (supuesto pariente suyo) que por la procedencia castrense era previsible su inutilidad y el fracaso del esfuerzo (que no se hizo) para decepción generalizada.

David tal vez argumentaría que hubo deficiencia financiera. En hora temprana de su gestión ocurrió el 4 de febrero contra Chávez y él se anotó mal. Pero la realidad no radicó en falta de dinero sino en la falencia de creatividad e intelecto del jefe de un proyecto, abortado junto a la exclusión de David del gobierno. Intentamos recordar quiénes conformaban ese “Gabinete Sectorial” pero no hay que esforzarse mucho para comprender que aquello era misión imposible. Su reemplazo en el cargo (Tarek Saab) tal vez por odios mellizales jamás siquiera hizo mención del Metro de David y los posteriores gobernadores presumimos que ni saben de qué hablamos. 

Traemos a colación aquél viejo episodio porque en la zona norte de Anzoátegui el déficit de unidades de transporte público superó el 90 %. Tan solo 10 %, o menos, de las unidades disponibles anda rengueando por las avenidas de esta conurbación. Lo que no motiva ninguna lástima hacia los propietarios de buses y busetas porque son sujetos que entre especulación, abuso contra el pasajero y venta de dinero efectivo hasta por el triple del valor nominal, en un día perciben más que el salario mínimo aprobado el viernes 17-08-2018 por Maduro. ¿Qué hacen con tanto dinero? Uno no sabe, pero clamamos por que no se les brinde ayuda alguna. Sería el colmo.

El hecho cierto es que el sistema inaugurado con mucha bulla por Aristóbulo Istúriz para resolver este problema se ha constituido en un problema peor. Apenas restan unas 10 unidades, o menos, trajinando sus vías exclusivas. Y los buses privados ya no existen. Dicen que Trans-Anzoátegui (el de Aristóbulo) necesita 51 unidades para prestar un servicio relativamente eficiente. Y las hubo, pero la otra ineficiencia aristobulana ha creado un cementerio de autobuses chinos. Y como fue expulsado de Anzoátegui no es difícil creer que aun como “protector” de este estado jamás hará nada que pueda favorecer a las gentes y los pueblos anzoatiguenses.