La deserción de Henry; por: José Angel Borrego
En un país más democrático e institucional se habría impugnado la decisión tomada por Henry Ramos Allup (sin vaselina) de abandonar a la MUD. Ese no es un paso que puede asumir un dirigente en solitario por más encumbrado que esté dentro de su organización. Una jurisprudencia prístina habría impedido tal exabrupto. Porque aunque HRA diga que contó con la aprobación del CEN todos sabemos lo que ello traduce. Y para evitar tales abusos, bien la Corte Electoral o la Dirección de Partidos Políticos del CNE, deberían por vía de noticia criminis imponer orden en esa borrachera personalista. No puede un jefecillo jugar a ser dictador en casa mientras, por lo mismo, critica al Presidente de la República.
No pensamos que la MUD es la gran cosota. Lo fue, no hay duda, y por causa entre otros, de HRA, se ha venido debilitando tan ostensiblemente que la última encuesta de Datanalisis registra que apenas 3.5 % de los venezolanos cree que Maduro es parte del problema causante de la crisis. Eso significa que la influencia de la MUD en la opinión pública equivale a similar porcentaje: 3.5 % y no más. La MUD no ha logrado que el país comprenda que por falta de conducción gubernamental hemos devenido en la profunda crisis que atenaza el presente y el futuro del país. Pero no porque un paciente presente un diagnóstico preocupante el galeno recomendará practicar la eutanasia. El diagnóstico muestra causas que el médico debe interpretar con el fin de encontrar la terapia adecuada. El hombre no colgará su bata blanca y dejará el pelero. Se estila que consulte las mejores vías incluido su propio relevo.
AD necesita auxilio. HRA debe considerar su deserción personal porque este tipo de decisiones que involucran a la institución no concuerdan con lo que se espera de un partido como AD con tal tradición de luchas. HRA no es el Ricardo Corazón de León que abogará con éxito ante el colectivo blanco para oxigenar al partido. Carece hoy de las fuerzas morales suficientes. En Venezuela no es fácil pedirle a un dirigente que se haga a un lado como voluntariamente se estila en cualquier otro país del mundo incluyendo vecinos muy cercanos. Pero en algún momento alguien debe conversar con estos líderes para recordarles que la senectud no es pecaminosa pero tampoco debe constituirse en óbice del futuro. La sangre nueva debe fluir bajo la mirada asesora de quienes portan experiencias…en calidad de Consejo Consultivo.