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​Jim Jones Siglo XXI y el liderazgo necesario

Imagen de archivo tomada al descubrir el suicidio colectivo de seguidores de la Secta Templo del Pueblo liderizada por Jim Jones en 1978

El 18 de Noviembre de 1.978 será recordado como el día del mayor suicidio colectivo de la historia. Jim Jones, líder de la secta Templo del Pueblo, que había fundado su organización en su nativa Indianápolis, luego trasladada a San Francisco para finalmente ubicarse en Jonestown, Guyana, con la idea de “amalgamar el ideario Socialista”, logró cautivar y convencer a 918 personas, de cometer suicidio ingiriendo cianuro. Las razones para esto aún quedan en la incertidumbre, pero que por su propia voluntad se hayan quitado la vida tantas personas, tras las manipulaciones de un cautivante líder no deja de sorprender.

Después de veinte años de Revolución, expresados en la quiebra de empresas y servicios públicos; la debacle de PDVSA, la expropiación y posterior fracaso de empresas privadas, la destrucción del resto del aparato productivo del país con medidas absurdas, el traslado a niveles de miseria de profesionales de todas las ramas, educadores, médicos, ingenieros, etc; el desabastecimiento de alimentos y medicinas que lleva a los compatriotas menos favorecidos al nivel de tragedia; la caída de la atención médica, la educación y la seguridad, todo lo cual consigue su más dramática expresión en la impresionante diáspora que se verifica en nuestro país, llevando millones de compatriotas a los países vecinos ocasionando una crisis humanitaria, se pensaba que el pueblo ante tamaño fracaso, podría tomar consciencia del desastre que las políticas socialistas provocan. Una parte del país ha reflexionado, pero ¿Cómo es posible que aún una gran porción del pueblo venezolano apoye el proceso que a fuego lento los lleva a la miseria, respaldándolo a pesar de todo? Hay un enorme filón sociológico, antropológico e histórico para investigar y explicar esta actuación de ese importante sector de venezolanos, aunque seguramente algunos simplificando, dirán que es sólo el control social o la publicidad.

No obstante hay algo inobjetable: una parte importante de nuestro pueblo, millones, lo hacen voluntariamente. Comparten y apoyan las acciones y los principios de la Revolución que los lleva a la miseria, como con toda seguridad lo veremos el 20 de Mayo. Esta conducta se parece mucho a lo sucedido con los integrantes de la  Secta Templo del Pueblo en 1.978.

Habrá un cambio. Pero vendrá si cambia el pueblo. El liderazgo emergente tiene una dura y larga labor por lo que no debe esperar milagros. Debe enfocar su esfuerzo en explicar a nuestro pueblo que la democracia y la libertad son mejores y lo demuestra en todo el mundo; que no se reciben regalos, sino ayudas a los más necesitados. Que se siente el orgullo del trabajo y lo que este logra. Que produce mejores resultados para las personas en todos los aspectos y lo mejor de todo: se vive tranquilo, sin sobresaltos como golpes de estado, crisis económica, falta de efectivo, agua y electricidad, alimentos, medicinas, hiperinflación, éxodos e inseguridad.

Escrito por: Yovany Rojas / @YovanyRojas