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Síndrome de Estocolmo

La reacción psicológica conocida como Síndrome de Estocolmo, sintetizada a partir del asalto a un banco en Estocolmo, Suecia, en Agosto de 1.973, en el cual los rehenes desarrollaron relaciones de comprensión y afectivas hacia sus captores, ha dado origen a interesantes teorías acerca del comportamiento de rehenes y captores a lo largo de estos años, estudiando el comportamiento de los transgresores, que escalan en su agresión y buscan provocar que los rehenes acepten su situación y tiendan a comprenderla e intenten lidiar con ella.

Después de la elección de la Asamblea Nacional en Diciembre de 2.015, desconocida primero por la suspensión de la proclamación de los tres diputados de Amazonas, con argumentos aún en estudio; posteriormente con la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia declarando el desacato de la Asamblea Nacional inhabilitándola, dejó en los electores del 6 de diciembre de 2015 un sabor amargo.

La solicitud para revocar al Presidente, iniciada al año siguiente y sometida a una intrincada red de requisitos e imposibles lapsos por parte del CNE y finalmente abortada por las decisiones de tribunales regionales, ocasionó una gran frustración y dio un segundo golpe a la credibilidad en el efecto del voto.

Continuó la escalada de desencantos electorales para una gran sector del pueblo venezolano con la controversial convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente, y su espectacular resultado de 8.500.000 votos pero con la ausencia de los datos finales mesa por mesa en la página web del CNE, tradición de transparencia del moderno sistema electoral venezolano en los últimos años, sin ninguna explicación por parte de las autoridades del CNE.

Y finalmente las medidas de inhabilitaciones de líderes políticos y tarjetas, partidos por validaciones sobrevenidas, reubicaciones de centros electorales, puntos rojos etc., han terminado por lograr que la mayoría del pueblo venezolano, utilizando sólo su instinto y sobrepasando a sus líderes, en un valiente acto pacífico este 20 de Mayo mediante la abstención, saliera del Síndrome de Estocolmo que durante años ha permitido su cooperación con la escalada de transgresiones legales, esperando que los transgresores cedan.

Emergerá un nuevo liderazgo. El que comprenda la frustración de las mayorías que no quieren violencia y las conduzca mediante su organización, concientización acerca de los valores democráticos y enfoque en los esfuerzos para lograr la libertad y la democracia. Los líderes que se queden en Estocolmo seguirán siendo sobrepasados y condenados al fracaso.

Por: Yovany Rojas / @YovanyRojas