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El Socialismo, dogma de Fe

Desde el siglo XX A.C. la redondez de la tierra fue insinuada por estudiosos en la India y Egipto: también en los siglos IV y III A.C., Platón, Aristóteles y Eratóstenes lo afirmaban.

Sólo hasta los siglos XVI y XVII, con Galileo y Copérnico, la humanidad comenzó a tomar conciencia de la forma de la tierra.

Pero lo verdaderamente definitivo para muchos que no creían en las observaciones de los científicos, fueron los viajes espaciales y las imágenes que desde el espacio se tomaron de la Tierra. Sólo tamaña evidencia los convenció. La humanidad pasó al menos quince siglos en su error. Y la Iglesia, como dogma, sostuvo siempre lo contrario.

Desde que Carlos Marx a finales del siglo XIX difundiera su fantasiosa, aunque elaborada tesis Socialista, fundada en la no menos sorprendente Ley del Valor y su categoría La Plusvalía, fundamento de la lucha de clases, una gigantesca fracción de la población mundial ha sido sometida a las barbaridades de las socializaciones, estatizaciones, confiscaciones, hambrunas, éxodos y… crímenes que se han cometido en nombre de esas ideas dogmáticas.

El dogmático no reconocimiento por parte del llamado Socialismo de la evolución del concepto de propiedad privada, sus largas luchas para lograrla y su definitivo aporte al progreso del planeta, implantando por la fuerza un modelo de propiedad colectiva (en realidad del estado y por ende de la cúpula del poder), es equivalente a los quince siglos de oscuridad que en materia astronómica tuvo la humanidad, por lo que más parece un fanatismo religioso.

El planeta ha florecido con la propiedad privada como protagonista y los países que abandonaron después de su fracaso el sistema socialista, como China y Viet-Nam y toda la Europa del este ocupada por 44 años por el Imperio Soviético, sorprenden al mundo con su progreso y su éxito sacando de la pobreza a cientos de millones de personas.

Lo más sorprendente es que quienes adversan al Socialismo en Latinoamérica, no tengan una narrativa política contundente en defensa de la propiedad privada y sus beneficios a pesar de las evidencias. Los pueblos merecen esta narrativa, hay miseria, pero sólo oyen que es El Capitalismo el causante. Las palabras especulación, ganancia indebida, explotación, precios justos, etc., aún forman parte importante del léxico de los dirigentes políticos y de los pueblos. Y esto se expresa en un rechazo casi unánime a las políticas para privatizar las empresas públicas, que sólo las quitaría de las manos de las cúpulas, para beneficio de la sociedad y del progreso.

Los defensores del Socialismo por su parte, mantienen la emboscada de propiciar debates teóricos acerca de las ideas que escribió Marx y las profusas intelectualizaciones posteriores de sus seguidores, tratando de prestigiar sus fracasadas tesis y principalmente distrayendo el foco de lo principal: El Socialismo es hambre y miseria; impide el progreso, esclaviza a sus seguidores, a los pueblos donde se instaura. Sólo las cúpulas disfrutan y disponen sin límite de su propiedad privada sobre todos los bienes de la sociedad, en nombre de los pobres.

Ya no hacen falta más evidencias; ya podemos ver la Tierra desde el espacio. Ya podemos después de más de un siglo de Marxismo, constatar la realidad.

Autor: Yovany Rojas / @YovanyRojas