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Una pequeña Venezuela; por: María Alejandra Malaver / @malemalaver

Aunque el nombre de Venezuela tiene sus orígenes en la comparación que los primeros colonizadores hicieron entre aquella tierra, a la cual recién habían llegado, y la histórica ciudad de Venecia, hoy quiero referirme a una “pequeña Venecia” aún más reducida. 

Sí, en el estado Anzoátegui tenemos una especie de resumen de prácticamente todas las bondades que posee el territorio venezolano. 

Este estado, que es mí entidad de nacimiento, está enclavada frente al Mar Caribe, a escasos kilómetros o millas náuticas de la Isla de Margarita. 

Las playas de esta región, que se dividen entre las costas y las islas que son jurisdicción anzoatiguense, son un espectáculo sin igual. 

La posibilidad de desarrollar el turismo marítimo es indescriptible. Por ejemplo, el municipio Lechería, es una de las principales vitrinas de la entidad como del resto de Venezuela. 

Además, Anzoátegui posee óptimas tierras para su crecimiento agrícola así como para el resto de la nación.  La Mesa de Guanipa, hacia el sur de la región, La Cuenca del Unare, ubicada en la periferia oeste, y el Macizo de Turimiquire, en dirección nor-este, son franjas donde un sinnúmero de rubros se pueden cosechar. 

Anzoátegui, tiene una ubicación geo-estratégica apta para ser epicentro de la llegada de turistas tanto por el aire y mar. La materialización, del viejo sueño portocruzano, del muelle de cruceros sería el despertar de una industria turística de veleros y trotamundos increíble. 

Todo esto sin olvidar que el negocio petrolero actual venezolano está centrado en este estado de la nación; la mayor reserva de petróleo del mundo yace en el subsuelo anzoatiguense: Faja Petrolífera del Orinoco. 

Esta región es rica en agua. A pesar que lastimosamente existen sectores populares que están siendo sometidos a la escasez del preciado líquido, el río Neverí, el paso fronterizo entre Anzoátegui-Bolívar, delineado por el Orinoco, sin detallar en el número de  riachuelos, quebradas, pozas y agua subterránea, hacen de la geografía anzoatiguense como una de las más rica cuando de agua nos referimos. 

El potencial agropecuario igualmente es notorio y de una importancia transcendental para todo el país.  

Por estas razones afirmo que mi estado es una especie de Venezuela a tamaño escala. Porque, si algo llegase a faltar es el clima frío, y ese está a un saltico hacia los Altos de Santa Fe en los límites con el estado Sucre. 

Lo que ha acontecido aquí es la pésima dirección estratégica que ha tenido, si es que podemos decir que alguna vez la tuvo. 

La carencia de un plan de crecimiento y sustentabilidad, la orfandad desde el punto de vista gerencial, han dejado que todas estas bondades se pierdan en la desidia gubernamental. 

Anzoátegui tiene de todo; es hora de trabajar desde los gremios y fuerzas vivas para rescatar a la región de su triste situación y ayudar a Venezuela a su renacer.