Diego Armando Maradona, el Pibe de Oro, oriundo de Villa Fiorito, en Buenos Aires, Argentina, pasó de ser el genio del fútbol en su época, a uno de los sujetos más odiosos de la actualidad.

          Cuando el castrochavismo perpetró el horrísono fraude en las elecciones de gobernadores de octubre último, los únicos que felicitaron al tramposo Maduro fueron los dictadores de Zimbabue, Bielorrusia, Cuba, Bolivia, Irán, Nicaragua y, no podía faltar: el decadente Maradona.

          Acabamos de leer el libro del bien informado periodista y bloguero argentino, Leandro Zanoni: “Vivir en los medios, Maradona off the record”. Una reseña de la complicada relación de un hombre  que convirtió su vida en un reality show, con unos medios de comunicación a veces complacientes y otras ensañados, con el ídolo deportivo.

          Maradona el siempre extravagante, exagerado, agresivo, grosero, despilfarrador y nuevo rico, arrogante y buscador de compasión, mimado del público y hundido en el consumo de cocaína, es dibujado en el libro. Pero quizás lo más ominoso de su extravío vital, fue la manera cruel como trató a su hijo producto de un romance con una muchacha napolitana.

          Desde las ligas infantiles (cebollitas) hasta su debut en el Argentino Juniors y su recorrido por oncenas como Boca Juniors, Barcelona, Napoles, Newells, Sevilla y, sobre todo, la albiceleste Selección Nacional de Argentina, a la que lideró para ganar el Mundial de México 86, el Diez, como era llamado, desplegó su magia en los campos del balompié planetario.

          Maradona destruyó su carrera con sus vicios, engreimiento y espíritu pendenciero. Como entrenador fue un fracaso. Fue un as en la cancha y un mal ejemplo para la juventud fuera de ella.

          Por eso no se le puede colocar al lado de los grandes  O Rei Pele (Brasil), el Kaiser Beckenbauer (Alemania), la Saeta Rubia del Real Madrid Di Estefano (Argentina-España), la Araña Negra Yashin (Rusia), el capitán de la Naranja Mecánica Kryuff (Holanda), Puskas (Hungría), Andrea Pirlo y Buffon (Italia). Eusebio y Cristiano Ronaldo (Portugal), Leo Messi (Argentina), Iker Casillas (España), Lineker (Inglaterra), Rivelino (Brasil), Hugol Sánchez (México), Pibe Valderrama (Colombia), Zamorano (Chile), Francescoli (Uruguay)…