Fracaso rojo; por: Freddy Paz / @FreddyPaz
El fraude más grande cometido contra la nación y sus ciudadanos comenzó hace casi dieciocho años como la promesa de un cambio social, económico y político humanista, de avanzada, el hombre nuevo, que le devolvería la dignidad y la equidad a los venezolanos. Término convirtiéndose en una pesadilla peor que la que satanizaban los promotores de este despropósito que vivimos en Venezuela y que bautizaron como “Socialismo del Siglo XXI”.
No fue difícil comprar voluntades internas y externas cuando los precios del petróleo alcanzaron máximos históricos y con más de dos Billones de Dólares en la chequera cualquier cosa era posible. El populismo “salvaje” fue la herramienta fundamental para la adhesión al “proceso”. Millarditos iban y venían sin ninguna discrecionalidad ni control, como si el erario público fuese la caja de pago de un fundo particular llamado Venezuela, alimentado por una PDVSA que paso de ser una de las corporaciones petroleras más exitosas del mundo, a ser una caja negra inauditable que fue cediendo su sitial de honor y fue comprometiendo cada vez más su prestigio a nivel mundial.
Fuimos testigos de cómo se destruyó el aparato productivo nacional, impulsando una vorágine de importaciones para privilegiar a los “amigos” internos y externos dando origen a una nueva clase económica denominada hoy, burguesía “revolucionaria”. Viendo con asombro como fue creciendo más y más el tamaño del estado alimentando la burocracia inútil y la corrupción.
Esas épocas de abundancia y regaladera, fueron también épocas de éxitos electorales para el oficialismo. Con la fuerza del poder que daba el dinero se compraron millones de votos y se ganaron variadas elecciones otorgándole así un barniz de democracia al gobierno que se afincaba en Miraflores.
Pero como todo llega a su fin, se cayeron los precios de la cesta petrolera y con ella se fueron desprendiendo uno a uno, los telones que escondían la gran trampa, el gran engaño. Las arcas del tesoro público estaban vacías, el dispendioso modo de ganar parcialidades internacionales y nacionales, los grandes negocios, la corrupción y el populismo así las dejaron, las divisas generadas por la renta petrolera pues ya no son suficientes para honrar endeudamientos, ni importar comida, ni medicamentos, ni materia prima para producir. El mantenimiento y la preservación de la infraestructura nacional fue dejándose de lado. Los servicios se fueron deteriorando al punto de poner a una nación petrolera al borde del colapso eléctrico y con escasez de agua potable. Se politizo la seguridad ciudadana y la justicia haciendo que nuestra bella patria, sea considerada una de las naciones más peligrosas del mundo.
Aparecieron las colas. La escasez empezó a acorralar a los venezolanos y el fantasma del hambre comenzó a acompañar al temor de convertirnos en víctimas del hampa en cualquier rincón de Venezuela. Llego la inflación desmedida y con ella el empobrecimiento acelerado del núcleo familiar.
Quienes hoy ostentan el poder y gozan de sus privilegios saben que ya no tienen la fuerza de los dólares del petróleo y también saben que ya no cuentan con el favor popular y para quienes tan buenas eran las elecciones todos los años, hoy se resisten a reconocer la contundente derrota que le propino el pueblo venezolano en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre pasado y tratan, a toda costa de impedir cualquier elección mediante el amedrentamiento, la manipulación, la coacción, dándole color político a la comida, al empleo, a la salud y la vivienda, violando la Constitución y las leyes de la Republica, negándole al pueblo el sagrado derecho de expresar su voluntad democráticamente a través del voto popular en elecciones libres.
Diputado Freddy Paz
@freddyspaz