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Hambre y diálogo; por: Eduardo Fernández / @EFernandezVE

 Lo que hay son políticas equivocadas por parte del Gobierno que tienen que cambiarse urgentemente si queremos que haya comida en la mesa de la familia venezolana.

La gente está pasando hambre. Los ciudadanos están desesperados buscando medicinas para sus enfermos. El dinero cada día que pasa vale menos. No hay comida, no hay medicinas, el dinero no alcanza para nada y mientras tanto, el Gobierno dialoga con algunos partidos de la oposición. Nada hay más urgente y más importante que la comida y las medicinas. Ambos temas están ausentes de la llamada mesa de diálogo.

Yo me considero en el deber de manifestar que el llamado diálogo que se está celebrando en Caracas no tiene ninguna seriedad.

Los protagonistas del diálogo caraqueño son, por una parte, un Gobierno enormemente desacreditado y por la otra, figuras subalternas de un grupo de partidos que juntos, no llegan al diez por ciento de la opinión pública nacional.

Ni siquiera las principales figuras de AD, Un Nuevo Tiempo y Primero Justicia se atrevieron a sentarse. Enviaron a figuras subalternas. ¿Por qué? ¿Sería que les daba pena tomar parte en esa representación?

Lo cierto es que en la llamada “mesa de diálogo” no están todos los que son ni son todos los que están. Mientras pasa el tiempo, para regocijo del Gobierno, el hambre y la desesperación de los ciudadanos aumenta y los problemas se agravan.

En la llamada “mesa de diálogo” no están participando los factores de la producción. Allí no están ni los empresarios ni los trabajadores. Y son justamente los empresarios y los trabajadores los que podrían hacer algo por destrabar a la economía nacional y podrían ponerla a producir para que logre llegar a la mesa de las familias venezolanas el alimento indispensable y las medicinas necesarias para atender a los enfermos.

Para resolver los problemas económicos y sociales de Venezuela existen medidas muy concretas y muy urgentes que hay que adoptar de inmediato. Esas medidas tienen que ver con el desmontaje de los controles artificiales de la economía, el control de cambios y el control de precios.

Además, hay que asumir con seriedad los problemas y dejar de repetir la fábula esa de la guerra económica, o como la llama ahora la mesa de diálogo entre el Gobierno y algunos partidos de la oposición: “el sabotaje”. Ni hay guerra económica ni hay sabotaje.

Lo que hay son políticas equivocadas por parte del Gobierno que tienen que cambiarse urgentemente si queremos que haya comida en la mesa de la familia venezolana y medicinas a la orden de nuestros enfermos.

Lamentablemente en la Venezuela del presente no existe cultura de diálogo. Ni en el Gobierno ni en la oposición. El llamado diálogo no es serio. Y mientras tanto, aumenta el hambre y la desesperación de la familia.

Seguiremos conversado.

Eduardo Fernández

@EFernandezVE