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El poder de la MUD; por: Pancho Guilarte / @p_aguilarte

El excandidato presidencial Henrique Capriles no ha perdido la oportunidad de ratificar que sus aspiraciones presidenciales siguen vivitas, mas aún ahora que Primero Justicia obtuvo la mayoría de diputados a la Asamblea Nacional, aunque es pertinente aclarar que ocho parlamentarios pertenecían a Copei, pero gracias a la miopía política de un tal Urrieta y otros cinco dirigentes regionales, el partido fundado por Rafael Caldera perdió la oportunidad de tener 23 diputados, casi como AD y algo más que Voluntad Popular.   

El flaquito sabe que el futuro del país se decidirá en la Asamblea Nacional y se ha dado cuenta que al grupo de aspirantes se ha sumado con mucha fuerza el jefe de AD Henry Ramos Allup, quien con toda seguridad debería asumir la Presidencia del Hemiciclo, sobre todo si la MUD obedece el clamor nacional que pide que el heredero de Rómulo Betancourt se encargue de enfrentar o negociar, según sea el caso, con el régimen de Maduro, Diosdado y Jorge Rodríguez.   

Ciertamente la MUD ha recibido un voto de confianza de los venezolanos, pero hay que estar claros que ese acto de generosidad electoral en ningún caso puede entenderse como un mandato para que los partidos confisquen la voluntad popular tal como ha venido sucediendo desde 1958.   

La gente votó pero esta vez también habló, y sí a La MUD se le ocurriera desconocer a la sociedad civil estaríamos de nuevo perdiendo la oportunidad de acercar de verdad la democracia al ejercicio ciudadano.

Por eso estamos en la obligación, por ser uno de los que delegó su voz y su voto en la MUD para que superáramos la visión arcaica de quienes nos gobiernan y desde allí construir un sistema más democrático y menos controlador de los derechos de los venezolanos.   

La MUD debe y está obligada a escuchar e incorporar las decisiones que partiendo de lo individual se convirtieron en un sentimiento nacional.

Como ejemplo válido de esto tenemos varios elementos que han sido aprobados por el sentimiento nacional. Como que Ramos Allup sea el encargado de dirigir los destinos de la Asamblea Nacional, por su experiencia, capacidad y coraje.   

Otro sentimiento nacional es que tan pronto asuma la oposición el control de la AN sea aprobada una Ley de Amnistía para los presos políticos y los policías que se mantienen en prisión a pesar de no habérseles comprobado su culpabilidad, para los estudiantes autores y actores de las protestas que desnudaron al mundo el carácter autocrático y dictatorial del régimen.   

Otro sentimiento nacional: enfrentar el desabastecimiento y la inflación, combatir la corrupción y exigir cuentas a quienes despilfarraron la mayor riqueza que país alguno haya gozado en estos últimos 15 años.

Por supuesto que se entiende que haya divergencias en el seno de la MUD por la variopinta conformación de sus integrantes, pero por encima de las ambiciones e intereses personales o partidistas deben estar los de los ciudadanos y el país.   

Afuera hay una sociedad expectante, muy pendiente de las decisiones que se tomen y con una experiencia sin igual de estos años de régimen chavista.

Una sociedad que no se dejará quitar el protagonismo por los partidos políticos.

Una sociedad muy consciente y sensible que sabe lo que hay que hacer, cuándo hay que hacerlo y quiénes deben ser los que la representen.   

El mandato de los venezolanos a la nueva Asamblea Nacional está clarísimo, ha permitido y confirmado que Venezuela no quiere dictaduras ni hegemonías, tampoco vengadores.

Ha equilibrado la balanza y ligeramente la ha inclinado hacia un cambio político, económico y social.

El régimen hasta ahora no lo ha entendido. Esperemos que la MUD sepa reconocerlo e interpretarlo.