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Peligrosa Sentencia; por: Omar González Moreno / @omargonzalez6

Leopoldo López se puede pudrir en los calabozos de la cárcel militar de Ramo Verde o en cualquier otro infierno carcelario del país, en medio de indecibles martirios, si se mantienen en el poder el dúo conformado por  Nicolás Maduro y Diosdado Cabello.

Pero mantenerlo recluido en esos antros pavorosos siendo inocente puede provocar también una gigantesca avalancha de votos en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre o un deslave de protestas que termine de sepultar definitivamente al régimen.

Todo eso puedo pasar. Porque es del dominio general que Leopoldo López es un preso político de estos personajes que se han apoderado del gobierno en Venezuela y que hacen lo que les da la gana con las instituciones públicas, entre ellas el Poder Judicial y el Ministerio Público.

Ese abuso de poder ha causado indignación, no solo en los sectores opositores al gobierno, sino entre los independientes e, incluso, entre muchos simpatizantes del oficialismo,  gente honesta que alguna vez creyó el cuento del humanismo y la igualdad que pregonaba el llamado Socialismo del Siglo XXI.

Ni hablar de la comunidad internacional que vio horrorizada como se manipula la justicia en Venezuela para perseguir y castigar a los opositores, lo que provocó de inmediato una  severa condena  en los principales medios de comunicación del mundo y reacciones adversas de  numerosas personalidades e instituciones como la ONU, la Unión Europea, parlamentos del mundo entero, ex presidentes y centenares de líderes del planeta.

Tras la decisión de la juez provisional Susana Barrientos, a quien le ordenaron sentenciar al líder opositor a 13 años, 9 meses y 7 días, por unos delitos que no cometió, quedó claro para todos que Venezuela está sometida a una brutal dictadura  militarista que lo único que le interesa es mantenerse en el poder por tiempo indefinido.

Es evidente que el dúo Maduro-Cabello actuó con el absolutismo típico de los dictadores más abyectos, como Hitler o Mussolini o como aquel Luis XIV, que hizo famosa la frase de “El estado soy yo” y que ha pasado a la historia como el símbolo de autocracia más radical.

El juicio al líder de Voluntad Popular fue la expresión más pura de la concepción totalitaria de la vida política, donde no hay ningún respeto por la separación de poderes y donde la Ley es simplemente  la voluntad suprema del dictador, en este caso del dúo Maduro-Cabello o viceversa,  porque ya no se sabe quién de los dos manda más.

Ahora lo que queda es arreciar la lucha en todos los terrenos para reconquistar la democracia.  Trabajar con denuedo para ganar las elecciones parlamentarias del próximo 6 de diciembre, de cuyos resultados depende, no sólo la suspensión de la aberrante condena contra Leopoldo López y demás presos políticos, sino el cambio del modelo de gobierno que tanto daño le ha hecho al país.

Pero no hay que llamarse a engaños. Salir de un régimen con este no es fácil. Está diseñado para mantenerse en el poder a costa de lo que sea. Así lo demostró con esta farsa de juicio contra Leopoldo López. Utiliza sin escrúpulos todos los recursos del poder. Si es necesario reprime, persigue, castiga, tortura, desaparece, asesina o gana elecciones de manera fraudulenta. 

En los actuales momentos, ante una derrota segura en las elecciones parlamentarias del 6D, el régimen busca desesperadamente motivos para suspender ese evento comicial o posponerlo. Sin embargo, eso no puede ser la excusa para paralizar el movimiento oposicionista nacional, porque el resultado podría ser interpretado como una tácita autorización para que cometa fraude.

Hay que tener presente que el principal objetivo de este tipo de régimen es permanecer en el poder con un ropaje de democracia para lo cual necesita cumplir con el ritual de las elecciones, siempre y cuando no ponga en riesgo el triunfo, así sea con trampas.

Por eso, es que en las actuales circunstancias se necesita un liderazgo político enérgico, firme, valiente e inteligente, como el de María Corina Machado, por ejemplo, quien viene recorriendo el país palmo a palmo, haciéndole ver al régimen que el pueblo venezolano no se quedará de brazos cruzados frente a tropelías como la sentencia que dictaron contra Leopoldo López, cuya sola presencia les recuerda al dúo Maduro-Cabello el carácter efímero de su poder.