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Leopoldo López: Su voz perturba a sus carceleros. Por: Anny Guaicara

 El dirigente opositor el pasado 29 de abril cumplió 44 años y no hubo celebración por estar confinado entre muros y barrotes. Su discurso agitador de conciencias sigue escuchándose y multiplicado entre sus seguidores

Anny Guaicara/ Estudiante USM

annygabriela19gm@gmail.com

Hace poco menos de un año, Leopoldo López –junto a la dirigente opositora María Corina Machado– dio un discurso que cambió su vida. Convocar a acciones de calle y promover el movimiento al que denominaron: “La Salida”, para luchar en contra del Gobierno Nacional y de la situación que hasta la actualidad aqueja al país, fue lo que desencadenó el calvario que hoy vive López; el que un día fue alcalde de Chacao y sigue siendo dirigente de Voluntad Popular, pero hoy es un preso.

El gobierno nacional se encarga, siempre que puede, de aclarar que en Venezuela no hay presos políticos, sin embargo, las condiciones de reclusión del líder opositor –quien lleva  más de un año tras las rejas– apuntan lo contrario. En primera instancia, está internado en el Centro de Procesados Militares de Ramo Verde, prisión apartada para  penados que son trascendentales por cuestiones políticas y/o económicas.

Este proceso judicial contra López, desde sus inicios, ha presentado anormalidades difíciles de ignorar. La orden de captura en contra fue emitida inmediatamente después de que el presidente Maduro lo ordenara en cadena nacional, al mejor estilo  del fallecido Hugo Chávez, haciendo evidente la injerencia del Ejecutivo en asuntos netamente judiciales.

El hecho de entregarse voluntariamente de manera pública es considerado, en comunicación política, como “una estrategia muy bien pensada”. De esa manera la popularidad de López subió como la  espuma y se convirtió en una figura opositora simbólica, desplazando así a Henrique Capriles, ex candidato presidencial y gobernador de Miranda.

Falta de justicia y democracia 

No es fácil ocultar que la democracia venezolana lucha para sobrevivir en un sistema político que no admite disidencias, a pesar de que la Carta Magna ampara y ratifica la “manifestación pacífica” en su art. 68. En contraposición, López fue encarcelado inmediatamente por declararse en contra del régimen; de modo que lo estipulado en el Código Procesal Penal Venezolano (art. 8) quedó transgredido, pues cuando se procesa a un imputado se debe respetar la Presunción de Inocencia.

El ex alcalde de Chacao podría pagar una pena de hasta 10 años por los 4 delitos atribuidos. Mientras, espera el transcurso de su proceso aislado, aunque el art. 12 de la Ley de Régimen Penitenciario ordene la agrupación de los penados; mientras, es más evidente cómo la justicia venezolana atropella las propias reglas que la rigen.

El derecho a la visita – determinado en el art. 58 de la misma ley- es otra de las tantas privaciones que tiene el opositor. En los últimos días, esta restricción injustificada generó una polémica de un vasto alcance. Las privaciones y la incomunicación  han llevado a la protesta a ex presidentes de Colombia y Chile, quienes en su momento pretendieron visitarlo pero fue un intento fallido. Leopoldo López (padre) hizo el reclamo referente a la limitación de visitas. Fue inútil. A pesar de todo, López reitera que no se arrepiente.

El 29 de abril cumplió 44 años. Su esposa Lilian Tintori lamentó que ni sus hijos ni alguno de su familia pudiera compartir con él porque tiene prohibidas las visitas: “Está viviendo en una celda de 2 por 2 metros; está aislado, no lo dejan ver el sol, no lo dejan llamarnos por teléfono”, manifestó ese día a los periodistas

Por su parte, al abogado Juan Gutiérrez le ha resultado cuesta arriba defenderle por todas las piedras de tropiezo que tiene el proceso judicial. La jueza encargada, Susana Barreiros, imposibilitó la exposición de pruebas de la defensa, aun estando en fase de recepción y evacuación de evidencias; ignorando que el ordenamiento jurídico dictamina que el derecho a defenderse es inviolable y obligatoria la apreciación de pruebas a través de la “sana crítica”, (art.12 y 22).

Este encarcelamiento converge y diverge con el del fallecido Hugo Chávez (en 1992); quien al igual que López, buscaba expresar su descontento en contra del gobierno de turno en las calles. La diferencia: Chávez se le considera “el héroe de la patria”, mientras que con el segundo el gobierno recurre al apelativo grotesco “el monstruo de Ramo Verde”. La historia es la misma, lo que cambia son los protagonistas.