La alternativa. Por Eduardo Fernández / @efernandezVE
Hay que comenzar por un acto de sinceridad, reconocer que no le hicimos caso al Consejo que nos dio Arturo Uslar Pietri de “sembrar el petróleo”. Es verdad que, gracias al petróleo, pudimos hacer una gran obra de transformación en la infraestructura física del país. No tendríamos toda la red de autopistas que tenemos, por ejemplo, y toda la vialidad de la que todavía disfruta el país sino hubiera sido gracias a los ingresos petroleros. Pero, por otra parte, por culpa del mal manejo de la riqueza petrolera, abandonamos la agricultura y la cría, dejamos de producir todo lo que requeríamos para asegurar nuestra soberanía alimentaria y terminamos convirtiéndonos en una especie de factoría fenicia que exporta un solo producto muy valorado, hasta ahora, en los mercados internacionales que es el petróleo y que con los dólares que nos pagan por ese único producto de exportación, importamos todo lo demás, lo que necesitamos y también lo superfluo.
Los venezolanos hemos dejado de hacer lo más elemental que es ahorrar en tiempos de “vacas gordas” para disponer de recursos en tiempos de “vacas flacas”. Por eso, era tan importante el Fondo de Estabilización Macroeconómica y por eso resultó tan negativo sustituirlo por una cosa llamada Fonden que en la práctica es una caja “chica” a la orden de los caprichos del Presidente de la República.
Ni en Noruega ni en Arabia Saudita hay ninguna crisis económica por la caída de los precios de 100 dólares a cuarenta.
Ellos ahorraron en tiempos de vacas gordas. En el caso de Noruega, sobre todo, ellos demostraron que se puede tener ingreso petrolero abundante sin sacrificar al resto de la actividad productiva de la economía. El reto que tenemos planteado los venezolanos se puede enunciar en términos muy sencillos: Hay que dominar al petróleo y hay que diversificar la economía.
Seguiremos conversando.