El legado de King. Por: Pedro Pablo Fernández / @pedropabloFR
Las luchas de mayor trascendencia positiva ocurridas en la humanidad han sido posibles porque han estado dirigidas por líderes con una gigantesca autoridad moral que solo se alcanza con testimonios de honestidad y coherencia. En la India, un líder con un bastón y una cabra, que parecía no tener fuerza para mantenerse de pie, puso de rodillas al Imperio Británico en los momentos de su mayor poderío.
Fue Martin Luther King, Jr. el que hizo posible el reconocimiento de igualdad de derechos para los negros en Estados Unidos. Obama no hubiera sido presidente sin Luther. Fue Nelson Mandela con su testimonio personal y con la consecuencia absoluta con principios y valores el que hizo posible el fin del Apartheid en Suráfrica.
Ninguno de los tres podía derrotar al enemigo por la fuerza. No tenían armas, ni ejércitos ni tanques. Los tres obtuvieron la victoria por el poder que acompaña a una monumental autoridad moral y soportaron injusticias y persecuciones sin caer en la tentación de odiar.
Con todas las humillaciones a las que eran sometidos los negros, King decía: “No busquemos satisfacer nuestra sed de libertad bebiendo de la copa de la amargura y el odio”. “Una y otra vez debemos elevarnos a las majestuosas alturas para enfrentar la fuerza física con la fuerza del espíritu”. Los tres tuvieron que enfrentar a sus opresores y también a la incomprensión de compañeros de lucha que no entendían que, como decía Gandhi, “la paz es el camino”.
Mandela escribe en su autobiografía Largo camino a la libertad: “Mi gente decía que yo tenía miedo, que era un cobarde por tender la mano a los afrikáners. No les dije nada. Sabía que tenía razón. Sabía que ese era el camino hacia la paz. Al cabo de algún tiempo lo comprendieron. Han visto los resultados. Vivimos en paz”.
No fueron comeflores, no fueron cobardes, no fueron colaboracionistas, no los compró el régimen, no complacieron a la mayoría, no revisaron las encuestas para decir lo que la gente quería escuchar, no. Fueron inteligentes, valientes, tuvieron coraje para hacer lo que consideraban que era correcto y tenían razón. Su perseverancia logró dignificar a sus pueblos.
En su discurso “I have a dream”, King dijo: “Yo tengo el sueño de que mis cuatro pequeños hijos vivan en una nación donde no sean juzgados por el color de su piel, sino por la fuerza de su carácter”.
Pedro Pablo Fernández
@pedropabloFR