Trabajadores aseguraron que la infraestructura, ubicada en el Casco Histórico, tiene muchos problemas, como las filtraciones en los techos

Susej Azócar

Paredes agrietadas, techos a punto de caer y baños clausurados, es lo que se observa en la biblioteca pública Julián Temístocles Maza, ubicada en la calle Eulalia Buroz, del Centro Histórico de Barcelona.

Este lugar cargado de historia, pasó de ser uno de los sitios más concurridos por los estudiantes a un espacio completamente desolado, donde escasamente se pueden observar unos pocos usuarios en las salas de lecturas, que aún están funcionando en compañía de los trabajadores.

Según los empleados, el mal estado de las instalaciones es la razón principal por las que muchas personas ya no acuden a consultar los centenares de libros que tiene la principal biblioteca pública del estado.

“La desidia se adueñó de este lugar. A las autoridades dejó de importarle lo que pasaba con este espacio, más nunca le hicieron un cariñito y ahora se están viendo las consecuencias. Se han clausurado varias salas porque estar en ellas representa un riesgo para los usuarios y empleados”, comentó una empleada, quien no quiso revelar su nombre porque no está autorizada para dar información  a la prensa.

Destacó que el edificio tiene filtraciones en los techos. “Cuando llueve, cae más agua acá dentro que afuera. Eso es la razón por la que el techo está en tal mal estado. Hay que reconocer que hace un par de años la alcaldía de Barcelona, realizó unas mejoras. Pero eso fueron pañitos de agua tibia, porque el problema aún sigue”, lamentó.

Otra trabajadora recordó con nostalgia como fueron los “años dorados”, de la biblioteca pública.

“Este lugar comenzó a funcionar en 1944 y era uno de los sitios más visitados, especialmente por los estudiantes, las salas permanecían llenas y en muchas oportunidades los usuarios tenían que esperar para que se desocupara una mesa. Pero ahora escasamente vienen los niños de educación básica en los paseos del colegio”, reseñó una obrera

Agregó que  esperan que el nuevo gobernador de Anzoátegui, Antonio Barreto Sira, cumpla con las promesas que hizo para recuperar este espacio.