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Más de 6 millones de venezolanos padecieron hambre crónica bajo el régimen de Maduro

Maduro, anunció la semana pasada, a modo de victoria, que el déficit nutricional se ha reducido hasta el 7,7% -como cerró en 2022-, una cifra alentadora si se compara con 2017, cuando el 35,6% padecía falta de nutrientes

Con información de EFE

Cerca de 6,5 millones de personas padecen hambre en Venezuela, según el informe “Panorama regional de la seguridad alimentaria y nutricional de América Latina 2022″ elaborado por varias agencias de Naciones Unidas y publicado este miércoles.

“En Sudamérica, Venezuela tuvo la mayor prevalencia de subalimentación (22,9%), que en números absolutos equivale a 6,5 millones de personas”, señala el escrito que utiliza estimaciones de la media de los años 2020 y 2021.

La prevalencia de subalimentación, explica el informe, es un indicador que capta “un estado de privación de energía que dure más de un año”, por lo que representa el número de personas que se acuestan regularmente con hambre.

“Una mirada a las tendencias del hambre en los países de la región muestra que el hambre aumentó significativamente en Venezuela, en 18,4 puntos porcentuales, es decir, 5 millones más de personas con hambre entre los períodos 2013-2015 y 2019-2021″, indica el análisis.

La investigación también revela que el 4,1% de los niños menores de 5 años en Venezuela sufre desnutrición aguda, “una condición que pone en peligro la vida” de los infantes y que es “causada por una ingesta insuficiente de energía y nutrientes, una mala absorción de energía y nutrientes o una enfermedad frecuente o prolongada”.

“La emaciación o desnutrición aguda es una de las formas más críticas de malnutrición en la primera infancia, ya que se asocia con un alto riesgo de mortalidad si los casos no son identificados y tratados adecuadamente de manera oportuna”, agrega el escrito.

El informe fue elaborado por las agencias de la ONU para la salud (OMS), alimentación y agricultura (FAO), la infancia (Unicef), el desarrollo agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos.

El discurso de la verdad

A principios de año, el dictador Venezolano se presentó ante el Parlamento del chavismo para su rendición de cuentas correspondientes al 2022. Durante su intervención, Maduro dejó ver la severidad de los problemas económicos del país con datos inéditos que fueron ocultados por años.

De cuando con la exposición, cerca de 10 millones de personas pasaron hambre en Venezuela en 2017, uno de los peores años de la crisis económica, cuyos indicadores oficiales se desconocen en su mayoría, salvo algunos revelados recientemente por el régimen en su intento por mostrar mejoras en la situación, sin que quede claro cuán hondo rasgaron los daños de un septenio de recesión.

El dictador venezolano anunció, a modo de victoria, que el déficit nutricional se ha reducido hasta el 7,7% -como cerró en 2022-, una cifra alentadora si se compara con 2017, cuando el 35,6% (unas 10 millones de personas) padecía falta de nutrientes.

Maduro también celebró que el consumo de proteína se incrementó en 2022 y hoy se estima como una realidad en el 78,3% de los hogares de Venezuela, una mejora frente a cinco años antes, cuando apenas la mitad de la población, según los mismos datos, podía acceder a alimentos como la carne, mientras los supermercados estaban vacíos debido a una escasez generalizada de productos.

La manera de comunicar esta información es, a juicio de la nutricionista Susana Rafalli, poco clara, pero confirma una verdad que el régimen negó durante años. “En 2017 hubo una crisis alimentaria severa” que, admite, ha mejorado, pero no a los niveles que hoy asegura Maduro.

“No es verdad que haya vuelto la proteína a (ese porcentaje de) los hogares”, sostiene la experta que recuerda, en cambio, la estimación de Naciones Unidas publicada en 2020, según la cual una de cada tres personas en Venezuela sufre inseguridad alimentaria, un dato que, insiste, mejoró un poco.

Aunque sean datos tardíos, subraya Rafalli, descubren la responsabilidad del Ejecutivo sobre las acciones que no se tomaron a tiempo para mitigar la desnutrición que se cobró la vida de miles de personas en los últimos años.