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Bolivianos protestan mientras resultados electorales siguen en suspenso

La noche del lunes manifestantes y la policía se enfrentaron y se desataron disturbios. Varias oficinas de las autoridades electorales que tenían urnas con papeletas fueron incendiadas en distintas regiones

Con información de Reuters

LA PAZ, 22 oct (Reuters) - Miles de bolivianos furiosos por lo que consideraron un intento del presidente Evo Morales de manipular las elecciones del domingo protestaron el martes frente al hotel donde la junta electoral del país procesaba los votos restantes en La Paz.

Con el conteo final de votos al 95%, el izquierdista Morales extendió su ventaja a más de 9 puntos porcentuales, aún por debajo de los 10 puntos que necesita para evitar una segunda vuelta con su principal rival, el exmandatario Carlos Mesa, quien participó en la protesta del martes por la noche.

Un conteo rápido preliminar del Tribunal Supremo Electoral (TSE) había mostrado el domingo con un avance del 84% que las elecciones iban a una segunda vuelta. Pero después de detener inesperadamente la difusión de datos por 24 horas, el lunes el TSE dijo que Morales ganaba con una ventaja de 10 puntos, lo que desató las protestas.

El observador oficial de las elecciones, la Organización de Estados Americanos (OEA), dijo que el cambio “modificó drásticamente el destino de las elecciones” y perjudicó la confianza en el proceso.

En un nuevo golpe a la legitimidad de las elecciones, el vicepresidente de la autoridad electoral renunció el martes a manera de protesta, diciendo que la pausa en los informes había desacreditado “todo el proceso electoral, causando una convulsión social innecesaria”.

Lanzando insultos contra Morales y diciendo “no tenemos miedo”, los manifestantes marcharon por el centro de La Paz, atravesando las barreras policiales mientras se lanzaban petardos para convocar a más personas a la manifestación.

La noche del lunes manifestantes y la policía se enfrentaron y se desataron disturbios. Varias oficinas de las autoridades electorales que tenían urnas con papeletas fueron incendiadas en distintas regiones. En la ciudad de Potosí, dos personas saltaron de un edificio en llamas para escapar del fuego.

Los disturbios fueron un golpe para el país que tuvo un largo período de estabilidad política bajo la presidencia de Morales, el primer presidente indígena de Bolivia y el líder que lleva más años en el poder en América del Sur.

En un intento por calmar la agitación, el gobierno de Morales suavizó los comentarios del presidente el domingo, cuando declaró que había ganado las elecciones y que solo necesitaba votos rurales para confirmar otra victoria “histórica y sin precedentes” para su movimiento de izquierda.

Después de enfatizar que el conteo rápido fue solo preliminar, el canciller, Diego Pary, invitó a la OEA a auditar el conteo de votos y dijo que los gobiernos extranjeros serían bienvenidos a monitorear el conteo restante.

“Cualquiera que sea el resultado, nosotros, como gobierno, lo vamos a aceptar”, dijo Pary en una conferencia de prensa.

Entre lágrimas, la presidenta del TSE, Maria Eugenia Choque, negó cualquier intento de fraude electoral ante los reporteros el martes por la mañana.

Para evitar una segunda vuelta el 15 de diciembre, los candidatos necesitan más del 50% de los votos, o el 40% con una ventaja de 10 puntos.

MIEDOS A QUE SE PROLONGUE EL DESCONTENTO

No estaba claro si el gobierno de Morales estaba abierto a la condición de la OEA de que se acepten las conclusiones de la auditoría.

Morales, que se ha mantenido fuera del ojo público desde el domingo, tenía previsto dar una conferencia de prensa temprano el miércoles, cuando la OEA hará una reunión especial para discutir las elecciones bolivianas.

Una integrante de la campaña de Mesa, la candidata al Congreso Cecilia Requena, consideró “buenas noticias” la invitación del gobierno para que la OEA audite el conteo de votos.

“La auditoría debe completarse”, dijo Requena a Reuters. “La credibilidad del proceso y los resultados ayudarían a dar tranquilidad y abrir las puertas a un futuro que parecía estar cerrándose peligrosamente sobre nosotros”.

El martes por la mañana en La Paz, las carreteras cerca de los mercados estaban atascadas porque los residentes se abastecían de alimentos. También había largas filas en algunas estaciones de servicio ante los temores de disturbios prolongados o un toque de queda militar.

Un grupo político aliado a Morales, Conalcam, dijo que los disturbios eran parte de un golpe de Estado orquestado por la oposición de derecha y pidió a los partidarios que defiendan la “victoria” de Morales con manifestaciones pacíficas. Y llamó a una movilización nacional el miércoles.

El ministro del Interior de Morales, Carlos Romero, pidió a Mesa y a sus seguidores que no instiguen a la violencia. “Si alguien va demasiado lejos y no mide las consecuencias, es su responsabilidad”, dijo Romero.