“Para acelerar el final de esta pesadilla,  los demócratas deben colaborar entre sí. Es tiempo de organizar las fuerzas para producir el cambio"

J.P/Redacción

Ante el desastre político, económico y social que atraviesa Venezuela, es momento de combatir la dictadura con inteligencia, unidad y movilización.

Por lo menos así lo planteó el dirigente político, Pedro Galvis, alegando que, de manera independiente y con insultos nadie va a terminar con el gobierno de Nicolás Maduro.

“Para acelerar el final de esta pesadilla, los demócratas deben colaborar entre sí. Es tiempo de organizar las fuerzas para producir el cambio que tanto piden los venezolanos”.

Enfatizó que no es tiempo de perder fuerzas, sino de organizar las ya acumuladas; dispersar los esfuerzos, atacando a figuras opositoras, obliga a otros a defenderlos, esto es un sin sentido, "pues eso solo da oxígeno a un régimen, que sabe que es cuestión de tiempo para que su imperio de terror se termine de derrumbar", y tratan de ganar todo el que les sea posible.

Para el también abogado, los democratas deben administrar mejor el tiempo y concentrar las críticas directamente a los responsables de la crisis venezolana: Nicolás Maduro y sus colaboradores, quienes a su juicio son los únicos responsables de la tragedia humanitaria de Venezuela.

“Es tiempo de organizar las fuerzas que aspiran poner fin a esta tragedia”, Galvis agregó que, nadie individualmente, sin la colaboración del resto de los factores que exigen un cambio de gobierno, podrá facilitar la salida. Considera que mantener una competencia para medir fuerzas es inconveniente, ineficaz y sospechoso”. Hizo un llamado a revisar las conductas para facilitar el proceso de cambio.

Manifestó que hay que entender de una  vez que la unidad es factor fundamental para salir de la dictadura, “no es una consigna es una imperiosa necesidad, solo así lograremos inspirar y movilizar a un país que reclama una estrategia y ruta para ser libres”

Galvis propuso a los aspirantes a suceder a Maduro revisar la historia, cuando el 22 de octubre de 1945 precisamente Rómulo Betancourt, en compañía de Raúl Leoni, Gonzalo Barrios, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Edmundo Fernández, el Mayor Carlos Delgado Chalbaud y del Capitán Mario Vargas; colocaron sus aspiraciones a un lado y se auto-inhabilitaron para “postular sus nombres como candidatos a la presidencia de la República”, gesto de incalculable valor para construcción de la ruta que finalmente culminó con el abandono del poder del dictador Pérez Jiménez, y que posteriormente fue reconocido y premiado por los ciudadanos del país.

Finalizó asegurando que "si todos ponemos de nuestra parte, podremos acelerar los cambios".