El Mercurio Web | Noticias, Información y Análisis

View Original

Fedecámaras: Ajustes conllevan a la desalarización del salario

​Héctor Luna, presidente del ente empresarial en Anzoátegui, afirma que los trabajadores prefieren que se tomen medidas para detener la inflación y se reactive la producción

Niurka Franco

Los 16 ajustes salariales que ha realizado mediante decreto el Presidente Nicolás Maduro no han servido para mejorar la calidad de vida de los trabajadores venezolanos y por el contrario, ésta se ha deteriorado considerablemente evidenciando que han sido erráticas las políticas económicas pero también las sociales.

Al respecto, Héctor Luna como vocero de Fedecámaras Anzoátegui, sostiene que de acuerdo con la experiencia de los últimos años, los propios trabajadores rechazan este tipo de medidas por considerar que es una forma de desalarizar el salario, el cual pasa a ser menor que el bono de alimentación, pero además, atentan contra el empleo y contra la posibilidad de contar con un ingreso real que le permita acceder a bienes y servicios, que no solo a alimentos.

“El gobierno debe ir a los subsidios directos. Ya nos hemos dado cuenta que la economía de puerto que viene aplicando el gobierno ha sido la causa de la escasez, pero también del alto costo de los alimentos, a la vez que ha ahuyentado a los inversionistas, dejando claro el fracaso del modelo aplicado”.

Desde su óptica, ningún inversionista extranjero se atrevería a invertir en Venezuela en la actualidad porque no hay garantía de retorno de esa inversión. “No hay reglas claras de juego y bajo esas condiciones nadie arriesga su capital”.

Dijo estar persuadido de que la antes de poder cobrar la primera quincena con el ajuste que acaba de ser decretado y que eleva a 65 mil bolívares el salario mínimo y a 135 mil el bono de alimentación para un total de 200 mil bolívares, los trabajadores podrán verlo convertido en sal y agua, porque todo incremento que esté por debajo de la inflación será insuficiente. A su juicio, no habrá manera de ganarle la carrera al impuesto más perverso que país alguno pueda tener, como es la inflación, la cual en el país bordea los cuatro dígitos.