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Elecciones a cambio de enfriar las calles y dejar acusaciones de autogolpe

“El gobierno en su desesperación está ofreciendo ir a unas elecciones regionales a finales de año y dejar las elecciones de presidente, alcaldes y de concejales para el año que viene”

Con información de El Nuevo Herald

El diario norteamericano el Nuevo Herald reseñó la oferta realizada por el régimen de Venezuela en un pacto secreto que incluiría permitir la realización de las elecciones regionales este año a cambio de que sus adversarios enfríen las protestas en la calle y dejen de acusarle de propinar un autogolpe.

Información completa:

Sacudido por la creciente presión social, el régimen de Nicolás Maduro está ofreciendo una tregua a la oposición venezolana, en un pacto secreto que incluiría permitir la realización de las elecciones regionales este año a cambio de que sus adversarios enfríen las protestas en la calle y dejen de acusarle de propinar un autogolpe.

La propuesta es vista con buenos ojos por el sector de la oposición menos hostil hacia el régimen bolivariano que prefería capitalizar la debilidad de Maduro para conquistar algunas gobernaciones, aunque eso contemplaría dejar una eventual elección presidencial para finales del próximo año, dijeron fuentes familiarizadas con las discusiones.

“El gobierno en su desesperación está ofreciendo ir a unas elecciones regionales a finales de año [2017] y dejar las elecciones de presidente, alcaldes y de concejales para el año que viene”, describió una de las fuentes consultadas.

La oferta, en esencia, consiste en un plan de convivencia con el régimen para los próximos 20 meses, que conllevaría abandonar la denuncia de que Maduro propinó un autogolpe a cambio de permitir que la oposición pueda competir electoralmente.

“Desmontar lo del golpe de Estado es vital para ellos. Ese fue el primer punto de la oferta”, dijo la fuente.

La oposición venezolana, reaccionando a finales de marzo a la decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de adjudicarse los poderes constitucionales de la Asamblea Nacional, declaró que ese acto constituía el último eslabón de un golpe de Estado emprendido a cuenta gotas por Maduro.

Ese señalamiento, que fue recogido abrumadoramente por la comunidad internacional, llevó al Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) a declarar que en Venezuela se habría producido una alteración del orden constitucional y a miles de venezolanos a salir a protestar en las calles.

El pacto ofrecido por Maduro también conllevaría que la oposición acepte la actual conformación del Tribunal Supremo de Justicia, quien es visto como un aliado del gobierno, pese a que los magistrados que conforman la poderosa Sala Constitucional fueron nombrados ilegalmente por el chavismo y no cumplen con los requisitos constitucionales.

De la misma manera, la oposición también tendría que aceptar la actual conformación del Consejo Nacional Electoral, que también es controlado en su totalidad por el régimen.

Bajo la propuesta del régimen, el TSJ retiraría su dictamen sobre la Asamblea Nacional que la había declarado en desacato, recuperando, al menos en teoría, su facultad constitucional de aprobar o rechazar las asignaciones de recursos del gobierno, dijo la fuente que habló bajo condición de anonimato.

“Pero eso estaría sujeto a aceptar las condiciones del TSJ y del régimen […] Esas condiciones sería aprobar los créditos extraordinarios de Maduro y los acuerdos con las empresas petroleras”, expresó.

Es decir, le otorgan la Asamblea el poder y aceptar o no la otorgación de recursos siempre y cuando responda que sí invariablemente, explicó la fuente.

Bajo las pretensiones del régimen, la oposición pasaría a desmantelar gradualmente las masivas manifestaciones de protestas.

Pese a la receptividad obtenida por algunos sectores, la propuesta secreta del régimen es repugnante para un importante bloque de líderes opositores.

“Este régimen, que no quiere ni elecciones ni de reina de Carnaval, está anunciando ahora la posibilidad de unas elecciones regionales. Pero con ¿qué pretensión? Ellos quieren que estas elecciones regionales sean el mismo somnífero que fue el diálogo el año pasado”, dijo la dirigente María Corina Machado desde Caracas en una entrevista telefónica.

Maduro, cuya popularidad está en el piso y enfrenta crecientes presiones de la comunidad internacional, utilizó la oferta de diálogo el año pasado para desarticular en 2016 las convocatorias de la oposición de salir a protestar la suspensión del referendo para revocar el mandato del gobernante.

Machado dijo estar convencida de que la población venezolana no caerá en la misma trampa.

“Los venezolanos no vamos a permitir que se convierta la transición en una transacción. Es decir, te doy unas elecciones de gobernadores, pero desmontas la presión en la calle”, advirtió la ex diputada, advirtiendo que no hay espacio en la actual coyuntura que vive el país para oscuros cálculos políticos partidarios.

“Eso es inadmisible porque todos sabemos que el drama que vive Venezuela no se corrige con elecciones de gobernadores”, dijo.

Desde Miami, el Coordinador del Partido Voluntad Popular, Carlos Vecchio, agregó que la problemática venezolana no se arregla con elecciones regionales.

“Las elecciones regionales no van a parar el descontento porque el problema no está en las regiones, esta en [el Palacio Presidencial de] Miraflores”, dijo Vecchio.

“Las elecciones regionales, son importantes y necesarias, pero no son suficiente. Nosotros hemos planteados que ha habido la ruptura de un orden constitucional. Y la forma de restablecer ese orden constitucional no se va lograr solo con la realización de elecciones de gobernadores”, insistió.

El pueblo venezolano, que hoy en día se encuentra manifestando en las calles pese a la feroz represión emprendida por el régimen de Maduro, no toleraría un arreglo negociado con Maduro, señaló, también desde Miami, el asesor político Esteban Gerbasi.

“La gente está indignada. La gente está muy, pero muy, molesta, y no es solo con el régimen”, manifestó Gerbasi, refiriéndose a la decepción causada el año pasado por la dirigencia opositora de participar en el proceso de diálogo.

“La gente quiere salir ya de esta pesadilla. La gente quiere comer, la gente quiere vivir en paz, quiere un futuro. No está pensando en elecciones de gobernadores”, explicó.