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Adiós a María Rodríguez reina del folclor oriental

Desde muy niña se hizo sentir con su música y baile en las alegres y coloridas comparsas musicales del estado Sucre. Hoy, deja este mundo mortal y la recordamos a través de esta entrevista concedida en 2009 a sus 84 años. Su voz y  estampa siempre serán legendarias

Alexis Castillo/ @alexisnoticia

Fotos: Oswaldo García

Desde muy niña María Rodríguez  llevó la música y el baile sembrados en su alma y cuerpo, características que moldearon su espíritu alegre para dar vida a las coloridas comparsas, de agrupaciones musicales y carnavalescas, que han servido durante años a gente de todo el mundo, para festejar sus tradiciones en las calles.

Esta cumanesa  de 1.64 metros y voz gruesa inconfundible nació un 2 de julio de 1924 en el Barrio Plaza Bolívar de la capital del estado Sucre, un sector habitado por humildes pescadores que por años han llevado sus penas con alegría.

Hoy martes 30 de septiembre dejó este mundo mortal a los 90 años para avivar aún más su leyenda de ícono cultural popular. En nuestra forma de recordarla publicamos esta entrevista realizada en su casa en 2009, donde nos recibió cariñosa y despierta.

Recuerdos de infancia

María Rodríguez fue la segunda de siete hijos procreados por Carmen María Rodríguez, y el cuatrista Jesús Eloy Ríos, quienes legaron en ella una semilla.

“Desde que nací, nací con esta espina. Mi mamá me encargó a un señor llamado chimbito para que me disfrazara de negrita y yo salía con una bandejita como las de vender pescao y salía corriendo con los cabellos amarraos, corriendo descalza, toda malandreá...”, afirmó esta cultora cuando gozaba de 84 años de edad al rememorar algunos pasajes de su infancia todavía intactos en su memoria.

Han sido 60 lustros de su balance vital lo que esta artista ha entregado al desarrollo del arte popular, de allí su largo historial de cantautora, actriz y docente de folclor.

Me vestían para ir a las comparsas, me vestían de todo: sirena, mariposa, negrita, de todo. Mi mamá siempre me cantaba, pero nunca me sacaba en comparsas, quien siempre lo hacía era Aurelia Rodríguez que era una prima hermana de mi mamá”, dijo con ese verbo acelerado y hablar enrevesado que identifica a los orientales.

A los diez años, bajo la guía de Aurelia Rodríguez, irrumpiría en escena al son de  “ La Sirena”, diversión oriental por cuyo nombre ha sido llamada, aunque sus dotes artísticos no tuvieron parangón cuando joropeó la multicolor “Mariposa”, que impulsó el aumento de su popularidad.

Mireya Rodríguez, hermana de legendaria “Mariíta” como se le conoció desde niña a María, siente orgullo por el linaje Rodríguez. “Hasta nuestra abuela bailaba joropo y de pequeños salíamos a festejar en las comparsas por las calles. Qué decir, nuestra familia es reconocida por estar siempre presente en el folclor y las tradiciones artísticas”.

Música con personalidad autóctona 

Fue el cumanés Santos Barrios, autor del popular poema “La loca Juanita Mayo”, quien la invitó a cantar en Radio Cumaná y Radio Sucre, dos medios incipientes  que comenzaban a escucharse en esta parte del país y reproducían todos los acontecimientos locales, nacionales e internacionales.

También en vida el cronista  Guillermo Bass Méndez agregó que “Barrios fue un hombre muy popular en Cumaná, sobre todo entre los años 50 y 60 cuando se le escuchaba recitando en radio Sucre”. Santos Barrios recibió las letras todavía sin esculpir de María, pero que más tarde entonaría acompasada de una música con  personalidad autóctona.

“Santos Barrios me invitó a cantar en la radio. Recuerdo que una vez me había enfermado de Lechina (Varicela) y decía que no iba a la radio. Le dije a mi esposo: no, no voy de madrugá a cantar. Siempre componía una cancioncita en mi casa y se la llevaba a la radio para que me la arreglara”, añadió Rodríguez.

 Barrios se convirtió en promotor y guía hasta que llegó a presentarla al clarinés Alfredo Armas Alfonso, uno de los escritores venezolanos más prolíficos del siglo XX y precursor de la Dirección de Cultura de la Universidad de Oriente (UDO), núcleo Sucre.

“El señor Armas Alfonso fue quien me metió en la Universidad a dar clases”, puntualizó con un tono de solemnidad como quien se refiere a un ser superior.

Armas Alfonso, junto a otro gran orientador, Benito Iradi, le abrieron las puertas de la UDO, donde  laboró durante 25 años, como maestra e impartió sus conocimientos referidos al folclor en la tierra del Gran Mariscal Antonio José de Sucre. Estuvo adscrita a la Unidad de Difusión del Folclore de la UDO y llegó a dirigir el grupo de danzas folclóricas de esta casa de estudios.

“Trabajé como cinco años a destajo y me daban cinco reales hasta que después me dieron mi cargo”, rememoró María con esa chispa que hace dúo con ese hablar de ritmo veloz.

Tanto Iradi como Armas Alfonso, encausaron la energía vital de esta mujer emblemática, cuyo estilo y particular voz se adueñarían del canto de la fulía, el contrapunteo, Jotas, malagueñas, polos, gaitas,  galerones y joropos con estribillo cumanés.

Trayectoria prodigiosa

“Conozco a María desde mi llegada a la universidad en el año 1972. Ella había sido integrada a la Universidad de Oriente por Alfredo Armas Alfonso y me correspondió esa etapa hasta los años 90 para promoverla muchísimo, no sólo dentro de Venezuela sino en Cuba, Estado Unidos, Jamaica, en Europa tanto en Inglaterra como en Portugal”, cuenta Iradi, quien presidió el Instituto de Diversidad Cultural, ente adscrito al Ministerio del Poder Popular de la Cultura con sede en Caracas.

 “La historia de María en cada uno de los sitios en los que ella llegaba con comparsas Cumaná, como se llamaba su colectivo de baile era motivo de gran aceptación”.

De hecho la “Sirena de Cumaná” no sólo ha sido una estrella en suelo regional, su personalidad y expresión artística ha recibido el aplauso en festivales y conciertos internacionales como “Un Cantar del Pueblo Latinoamericano” (Cuba, 1975), “Carifesta” (Jamaica),­ en Barbados y Trinidad; Memphis May, Tenesse ( Estados Unidos 1980), Londres y  Lisboa (Portugal 1986).

Iradi recordó que en sus inicios, esta gloria del canto tradicional, tuvo la gran oportunidad de encontrarse  con virtuosos de la música popular de Cumaná como Daniel Mayz, Atanasio Rodríguez mejor conocido como Chigüao, Luis Rodríguez llamado cariñosamente el “güillo”. Con estos músicos ella pudo dar a conocer los primeros elementos de su desarrollo artístico  a través de unas primeras producciones discográficas que hizo Alfredo Armas Alfonso bajo el título de ediciones “Cocuio”.

A finales de los años 60,  Rodríguez tenía sus primeros discos grabados. En su haber ha cosechado 16 producciones discográficas como solista, 13 discos LP (o long play) de larga duración y tres CD. Entre el repertorio musical de esa artista de la primogénita del continente americano se incluyen: La Iguana, La Mariposa , Soñé con el Mariscal, Los Dos Titanes, entre otros.

“Posteriormente, en la ocasión que viajo con ella en 1982 a Europa, logramos grabar otro disco en Londres que tiene una serie de comentarios traducidos al inglés que quedó como una muestra de nuestra música, independientemente de los que había grabado en forma comercial en Venezuela”, acotó Benito Iradi en referencia al ­L.P María La Tremenda, editado por Arts Woldwide, en Gran Bretaña por 1986.

“El señor Armas Alfonso nos decía, llévenla para tal parte y después nos daban los viáticos: tomen cinco bolívares y nos íbamos con todo ese mujererío y ese muchachería”, remató María quien acomoda su figura en un sofá verde de la casa en la que reside en la urbanización Gran Mariscal de Cumaná.

Icono

La Oración del tabaco, es un tema célebre de esta artista que junto a la pieza Río Manzanares de José Antonio López, un cumanés invidente, son los himnos que entona esta tía de Francisco “Morocho” Rodríguez, único boxeador en ganar para Venezuela una medalla de oro en la categoría peso mosca-junior, en los Juegos Olímpicos de México 1968.

 “La oración del tabaco la inventé luego de regresar de un viaje por Babardos en el que me encontré con un hombre llamado Margarito a quien le montaron una brujería. Yo le pregunté: mira Margarito, debes haber tenido muchas mujeres cuando estabas joven, porque era catire, buenmozo. Él me empezó a contar que las mujeres le habían dejado sin nada, que le había quitado todo. Yo escribí en una servilleta todo lo que me había dicho. Cuando regresé le dije a mi esposo, voy a tomar la historia de este hombre y voy hacer una canción y así fue. Ahora todo el mundo pide ese tabaco”.

“María también cultivó el bolero. Hubo una época de su vida en los que el bolero fue uno de sus grandes temas. Quizás no es tan conocida esta faceta como bolerista, pero si como folclorista, pero escuchándola y sabiendo la manera de hacer este género del Caribe, podemos decir que también es una excepcional bolerista”, contó Benito Iradi.

Feliz

De la misma manera rodó varios cortometrajes y videos que resaltan la constancia de esta embajadora por excelencia del gentilicio sucrense. ­ “Lo mejor de nuestras tradiciones” (Industrias Pampero 1981 Cuña para TV. 10mm.), ­“Comparsas Cumaná” (documental en video de 27 mm sobre Tradiciones Populares del oriente Venezolano 1987) , ­ “Encuentro Con” ( Fundación Bigott. 10mm.),  serie documental ­ “Comparsas Cumaná” (Universidad Nacional Abierta, 1988) y ­“Entre Golpes y Boleros”,  cortometraje de John Dickinson (director de cintas como En busca de la foca perdida (1995), Partiendo Átomos (2005).

“Entre Golpes y Boleros”, basada en testimonios de María Rodríguez rodada en 1987, son algunas de las cintas que exhiben el talento de esta exponente del pueblo oriental.

En febrero de 1994, fue declarada Patrimonio Cultural Viviente del Estado Sucre  y fue merecedora de numerosos diplomas y distinciones otorgados por las instituciones gubernamentales regionales y nacionales. El pasado 14 de agosto de 2008 el Ministerio del Poder Popular de la Cultura, la reconoce con el Premio Nacional de Cultura Popular Aquiles Nazoa, así como a otras 10 personalidades destacadas en diferentes tendencias del arte, entre las que se contaron  Kiddio España por dar empuje al teatro en Anzoátegui y  el monaguense Juvenal Ravelo, por su contribución y legado en las Artes Plásticas.

-    ¿Cómo se siente cuando piensa en todo lo que ha logrado hacer?

- A veces cuando me veo en la televisión y me veo joven me da sentimiento, como cuando me hicieron una exposición en Caracas. Digo caramba y así era yo. ¡Hay Dios mío que bonita, buenamoza! Pero qué más decir, me siento feliz, estoy tranquila, feliz.