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El enorme potencial de los 'smartwatches'

El presidente ejecutivo de Apple Tim Cook presenta el nuevo Apple Watch el 9 de septiembre de 2014 en California. Associated Press

Los múltiples usos del Apple Watch y sus rivales volverán indispensables los relojes inteligentes

Análisis publicado por el WSJ

Es importante entender que, al igual que el iPhone, que lo precedió, el Apple Watch no es para nada lo que su nombre sugiere. Así que llamémoslo por lo que es: una computadora de muñeca. 

Así como los teléfonos inteligentes se han convertido en supercomputadoras de bolsillo, el Apple Watch y sus numerosos competidores, incluyendo los dispositivos de Motorola y Samsung Electronics que utilizan el sistema operativo Android, están destinados a ser algo más grande. Y es precisamente su ubicación central en un ecosistema más amplio de aplicaciones y hardware lo que los volverá indispensables. 

"Hay tanto que (el Apple Watch) puede hacer que ni siquiera hemos abordado", expresó Tim Cook al diario USA Today el día del anuncio. 

Cuando una empresa como Google o Apple crea deliberadamente un lugar en el que otras compañías puedan vender sus productos complementarios, se le llama una plataforma. Apple ha dominado este arte más que Google, habiendo trabajado arduamente para brindar a los desarrolladores las herramientas para crear aplicaciones para sus dispositivos móviles, además de un ecosistema controlado en el que pueden generar ganancias. 

Por fortuna, no tenemos que esperar a que el Apple Watch y su tienda de aplicaciones estén disponibles para tener una idea del rumbo que tomarán. Nos basta con mirar lo que están desarrollando las empresas pioneras en los dispositivos que se pueden llevar en el cuerpo, lo que se denomina la informática de vestir, y después pensar sobre cómo sus productos formarán parte —o serán absorbidos— por los ecosistemas de Apple Watch y Android Wear. 

"La visión de Sensoria es que la ropa es la siguiente computadora ultrapersonal", afirma Davide Vigano, presidente ejecutivo de la compañía. Para ilustrar de qué está hablando, se sube una pierna de los pantalones para mostrarme un prototipo operativo del primer calcetín inteligente del mundo. 

Lo sé, suena ridículo. Pero, como explica, con la ayuda de una aplicación del iPhone que visualiza señales inalámbricas enviadas por sensores de presión ligeros, les sirve a corredores que quieren reducir la posibilidad de una lesión. También podría servir para monitorear la salud de los ancianos, ya que los cambios en la forma de caminar predicen otros problemas de salud. Y sí, el calcetín inteligente se puede lavar. 

Sensoria también confecciona un sostén y una camisa inteligentes, que pueden medir los latidos del corazón. Y aquí es donde las cosas se ponen realmente interesantes: para todos los fabricantes de la informática de vestir, las aplicaciones para monitorear el estado físico son la punta del iceberg. 

Con unos sensores más de los que ya tiene, la camisa de Sensoria podría no sólo medir la frecuencia sino también el patrón de los latidos del corazón del usuario, me cuenta Vigano. Al igual que el sensor de huellas dactilares en los nuevos smartphones, la forma única de las señales eléctricas generadas por nuestros corazones es un indicador biométrico. Si agregamos una terminal de pagos, el cliente de Sensoria podría pronto verificar un pago con la tecnología en su prenda de vestir. 

Bionym ya está haciendo algo al respecto. Nymi, la pulsera de la compañía, es un medio ultra seguro de identificación personal. Si se la pone y la toca por cuatro segundos, toma un electrocardiograma con una fidelidad parecida a la de un hospital. Luego, el resultado se compara con una síntesis previa del patrón de sus latidos del corazón guardada en la nube. Las aplicaciones actuales incluyen la capacidad de desbloquear su laptop o smartphone, pero el presidente ejecutivo de Bionym, Karl Martin, me dijo que la empresa está desarrollando una versión que se puede emplear para hacer pagos sin contacto, al igual que muchos teléfonos inteligentes (incluyendo el iPhone 6) y el Apple Watch. 

Durante la presentación de Apple, su subdirector, Kevin Lynch, anunció que la automotriz BMW ha desarrollado una aplicación para el Apple Watch que permitirá a los usuarios cerrar y abrir sus vehículos eléctricos de la serie i de BMW. Martin indicó que las nuevas cerraduras con el sistema bluetooth de empresas como Lockitron y Kwikset permiten al usuario abrir el cerrojo de una puerta sin tener que tocarla si lleva un dispositivo de vestir reconocido. 

Al igual que Uber podía, en teoría, funcionar en una PC pero su sistema no tenía mucho sentido hasta la llegada de los smartphones, las redes inalámbricas y las computadoras del cuerpo que nunca nos quitamos crearán aplicaciones que todavía no existen. Atraerán no sólo a los fanáticos del ejercicio o a los amantes de la tecnología, sino a todos, ya que serán la forma principal, tal vez la única manera, de identificarnos en un mundo repleto de objetos inteligentes. 

Los fabricantes establecidos de la informática de vestir detectaron esta tendencia y están tomando la batuta. El mismo día en que Apple anunció su reloj inteligente, Jawbone, el fabricante de la pulsera UP, informó que abrirá su software de cuantificación personal para que cualquiera la pudiera conectar con otros dispositivos, incluyendo el Apple Watch. 

En otras palabras, las aplicaciones acerca de las que ni Apple ni otros están hablando, las que son diseñadas por un sinfín de desarrolladores que se unen a la plataforma, son las que nos harán preguntarnos cómo pudimos vivir sin ellas. 

Si los relojes inteligentes y Sensoria se popularizan, y si la UP de Jawbone y la pulsera Nymi se convierten en elementos infaltables en todos los smartwatches, ¿qué sucederá entonces? Estos dispositivos serán la forma en que nos conectemos —directamente— con toda la tecnología que nos rodea. Y quedarse simplemente al margen no será una opción.